martes, 30 de abril de 2013

Esencia concentrada de mujer.


-Me siento sola- me dijo. -No me grites. No me trates tan bien. Hoy me siento hombre. Me quedé sin desodorante. 


Y sí, a veces es necesario explotar a tiempo.


Quizás de vez en cuando te lleve flores...para fumar también. Pero basta, cuando un grito desgarra el aire, no hay vuelta atrás. La liviandad en el alma no se compara con nada, no se compra, no se vende. Ni siquiera tu perfume en la almohada es tan importante ya. Ni tu piel. Ni tu boca. Ni tus manos inertes esperando mi acción.


-Me puedo sentar con vos? También me siento sola.


-No. No quiero. Pero no te vayas. Parate ahí. No! Ahí no! Más allá. Ahí. 


Y le daba la espalda al mundo. Cómo? No se. Se hacía la otra...



1 comentario:

  1. Me gusta mucho este texto, se parece un poco a lo que yo solía escribir en mi adolescencia. Es simple y contundente

    ResponderEliminar