LEONA
La ausencia golpeó la puerta dejando un
sabor amargo.
Supo que la paz se iría y no volvería por
un tiempo largo.
Su pelo suelto o recogido, la verdad era
indistinto.
Su atroz felinidad simplemente despierta
instintos.
Las sábanas que me abrazan y la mente que
se retuerce.
Se escurren entre tus piernas mis labios
que bien te muerden.
Castigos, besos impíos, palabras fuertes
que se merecen.
Aprieta fuerte su almohada mientras
completa ella se estremece.
Anunciado el final y aceptada la culpa.
Mi boca infame canta lo que tus ojos
ocultan.
No es cuestión de territorio, de galería,
de teatro.
Es sólo que entre tus brazos me siento
volar tan alto.
Más alto vuelo, más fuerte caigo.
Mas no me quejo, quiero este
"algo".
Este algo mío que a vos te aterra,
es lo que hoy me mantiene alerta.
Abro los ojos, me hielo entera.
No vaya a ser que otra vez me duela.
Doblarse en uno, ser dos mitades.
Un vivo muerto que aún tiene sangre.
Sangre en las manos, por lo que vale,
mancho tu rostro, soy insaciable.
Algunas noches soy carrusel,
de madrugada soy un viajante.
Estas dos caras que conocés,
a veces pueden obras de arte.
Aunque acuarelas y corazones
no se comparan con enterrarme.
Nada de brillo, nada de lujo,
sin maquillaje ni estandarte.
Armada de hojas y un par de aires,
a esta guerra vengo a pelearte.
Ruge tu encanto, cierro y me abro.
Soy un secreto, me "autoespanto".
Hoy ya no quiero esos platos rotos
pero están sucios, así que lavo.
Lavo risueña y hasta cantando
pero creeme, yo no los pago.
Aunque no escuches, aunque no veas,
yo despacito hago y deshago.







